martes, 22 de noviembre de 2011

Enamorarse

Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo.


Mario Bennedetti

En silencio, muy bajito... Escucha el susurro...

¿ Es cierto que hay instante en los que la vida decide tomar una nueva dirección? ¿En los que el mundo, tal como lo conocemos, deja de existir? ¿En los que, en cuestión de segundos, nos convertimos en personas completamente diferentes? ¿Es el momento en el que el ser amando nos confiesa que no nos ama y nos abandona? ¿ El munito en que el médico nos informa de que tenemos un tumor maligno?
¿O se trata tan solo del final de un largo proceso que podríamos haber visto venir si hubiésemos prestado atención a las señales de alarme que lo acompañaban, en lugar de soslayarlas? ¿ Ponen nuestra vida realmente patas arriba, o son apenas fases del luto o la conmoción tras las cuales seguimos viviendo con las mismas costumbres, preferencias y menosprecios, los mismo miedos y obligaciones, quizá solo distintos en apariencia?
Y, si es cierto que existen esos puntos de inflexión ¿Somos conscientes de ellos en el momento en que suceden o solo tiempo después, al echar la vista atrás?
Escucha los susurros del corazón... Es todo un arte...

Un billón de besos!

Cuando un enamorado manda a su novia un billon de besos ( hay quien manda mas todavia), no sabe que un matematico desocupado ha tenido la ocurrencia de calcular el tiempo que se tardaria en hacer efectivos esos besos, he aqui el resultado: 
Suponiendo que el enamorado besara a razon de 151.000 besos por minuto, lo cual es exagerado, llegaria a los cien años sin haber pagado mas que una parte de lo prometido, y es de suponer que para entonces se habria enfriado algo el cariño.
Aun asi, al cabo de cien años le quedarian por dar, todavia, la cantidad de 200.000 millones, cifra capaz de hechar para atras a cualquier cristiano, por enamorado que estuviera.